Golpes y más golpes para los trabajadores

Abr 1, 2020 | Política

Prepararnos frente a la crisis

En medio del caos generado por la contingencia por el COVID-19, las afectaciones para los trabajadores no tardaron en aparecer. Primeramente, se comenzó con la falta de capacidad del sector salud para atender y combatir el virus, que si bien, no existe en su totalidad una cura específica para éste, resultó evidente que los hospitales del sector público no cuentan con lo necesario para atender a la población: no cuentan con infraestructura necesaria, no se cuenta con las plantillas completas de personal ni médico ni de limpieza, los insumos son bastante insuficientes, las herramientas para realizar la labor son mínimas o carentes, además de que ni siquiera cuentan con la capacitación adecuada para atender casos de contingencias sanitarias.

En segundo lugar, la falta de ingresos para las familias de los comerciantes informales resaltó, así como de todos aquellos trabajadores del sector informal, como meseros, herreros, carpinteros, taxistas, artistas urbanos, entre otros, a los cuales se les obligó – en muchos Estados ya – continuar con sus servicios, en especial, aquellos que lo hacen en zonas públicas. Aunado a esto, ni siquiera cuentan con la posibilidad de tener acceso a la raquítica salud pública que tenemos.

Los golpes son contra todos

Los cuentapropistas han sido otro sector golpeado, pues la poca movilidad de población en las calles genera la baja en las compras, viéndose acaparados los autoservicios con las compras de pánico que parecen no terminar, aunado al cierre obligado de algunos establecimientos que no son de necesidad básica, como ya se está señalando en el Diario Oficial de la Federación.

Y no menos golpeados han sido los trabajadores asalariados, los obreros de la manufactura, de la construcción y de los servicios. A pesar de los decretos actualmente formales por parte del gobierno para el cese de labores sin afectación a los trabajadores, es común encontrar familiares o conocidos, o incluso, vernos afectados directamente por los despidos, descansos sin sueldo, vacaciones forzadas, o en su caso, continuar laborando sin las medidas o herramientas necesarias para proteger nuestra salud.

La solidaridad se da entre trabajadores

Las faltas constitucionales, no se diga ya las que protege la misma legalidad, han golpeado fuertemente a nuestra clase, pero al mismo tiempo, se han dado vestigios de solidaridad en la lucha a través de manifestaciones, denuncias públicas y, en algunos lugares, hasta formas organizativas para conseguir abastecerse de lo esencial para la sobrevivencia, como los saqueos, que aunque una parte de la población repudia al verlos como un delito, está de más darse golpes de pecho en un momento de crisis como el que comienza y dejar a nuestros hermanos de clase en la peor de las miserias. Lo importante en este momento, es no permitir que los trabajadores paguemos por una crisis que no ocasionamos, brindar solidaridad no sólo en especie, sino en nuevas formas organizativas que permitan que nuestra clase sobreviva a cualquier contingencia, pues el sistema capitalista nos deja muy claro que no puede, ni quiere resolver nuestras necesidades básicas. Estar preparados y organizados ante la gran crisis que apenas comienza, es prioridad para nuestra clase.

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